Disfruto de esta bella Vida, pregonando su simpleza y aferrándome a Ella cada día, tanto de ésta como de las que he pasado y de las que, seguramente seguiré viviendo..pues hay un alma en pena y un cuerpo vagando juntos sin intenciones de dejarla aun.

Desventura de un rechazo


He rechazado el cobijo que una noche llena de magia y de sueños se ha empeñado en regalarme, sin siquiera pedirlo, sin previo aviso, ofreciéndome como lecho el cielo y su manto iluminado para protegernos.

He rechazado el cobijo que una noche llena de magia y soportado estoico la hostilidad de su verborrea al sentirse ignorada y que no ha procurado ocultar a través de un despiadado despecho, del que razones haber no debieran e imaginar no quisiera.

Que cómo podría negarme...!
Que quién me creo para denostarle...!
Que cuántos han de hacer mandas por estar con ella...!

Las estrellas se confabulan temerosas ante su ira teñida en sangre y sumisas han apagado cualquier destello, permaneciendo de su parte y en el más completo silencio.

La luna, mientras tanto, ha preferido guardar distancia manteniéndose oculta… Del sol ni hablar; ha de ser pánico el que sufre de sólo de imaginar verse envuelto en tamaño entuerto. 

Pero...
Por qué no podría negarme?
Por qué asumirse denostada?
Por qué debiese importarme cuántos han de encontrarse esperando?

Nunca ha sido secreta mi admiración y adoración por la noche, por cada noche, tanto por su belleza como por la paz y serenidad que a mi alma entregan. Amo las noches desnudas, totalmente a oscuras. Venero las noches vestidas de gala y haciendo estruendo por sus encajes de estrellas rellenos. Amo contemplar las noches iluminadas ante una luna llena.

¿Pero he de asumir su queja por no pretenderla como bien ella quisiera?

¿He de asumir el endoso de aquellos anhelos depositados en quien sólo le ha profesado amor incondicional pero desde lejos?

La noche ha tomado revancha y mirándome fijamente, con enceguecido fuego a través de sus luceros, amenaza directa y frontalmente mantenerme despierto y en constante desvelo, pues entre sus planes estuvo el haber secuestrado y amordazado a Morpheo.


¿Cómo he de salir ileso ante tal furia proveniente de la más tenebrosa entre las diosas?

¿A quién podría implorar misericordia frente a tamaña y divina venganza por verse en su propio ego menoscabada?


He de permanecer despierto hasta que mi propio cansancio logre sumergirme en el sueño, a sabiendas que ya ni con el mismo dios cuento. He de seguir sin culpas ni resentimientos adorándola, dado que mal, en vida, para noche alguna desearía. Habré de contemplarla eso sí con mayor sigilo y sin tantas alabanzas, pues tengo claro podrían prestarse para mal aventuradas añoranzas y de consecuencias inesperadas…